En el año 1630 una caravana de carretas, salida de Buenos Aires rumbo al norte llevando dos imágenes, las que hoy conocemos como 'de Luján' y 'de Sumampa'.
En aquel tiempo, las caravanas acamparon al atardecer y partieron a la mañana temprano para cruzar el río Luján, pero la carreta que llevaba las imágenes no pudo ser movida del lugar, a pesar de haberle puesto otras fuertes yuntas de bueyes. Pensando que el exceso de peso era la causa del contratiempo, descargaron la carreta pero ni aún así la misma se movía. Preguntaron entonces al carretero sobre el contenido del cargamento. "Al fondo hay dos pequeñas imágenes de la Virgen", respondió.
Una intuición sobrenatural llevó entonces a los viajantes a descargar uno de los cajoncitos, pero la carreta quedó en su lugar. Subieron ese cajoncito y bajaron el otro, y los bueyes arrastraron sin dificultad la carreta. Cargaron nuevamente el segundo y nuevamente no había quien la moviera. Repetida la prueba, desapareció la dificultad. Abrieron entonces el cajón y encontraron la imagen de la Virgen Inmaculada que hoy se venera en Luján.
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